martes, 29 de enero de 2008

Tysabri

Tengo entendido que existe este nuevo tratamiento, Natalizumab, para el tratamiento de la Esclerosis Multiple. Lo hace la compañía Biogen en Estados Unidos. Como se ha escrito en múltiples lados, tiene ventajas y unas aterradoras desventajas.

Empecemos por lo bueno

1.- Es intravenoso (adios a las inyecciones).
2.- Se pone cada 28 días (imaginense, una vez al mes).
3.- No tiene efectos secundarios como el interferón (te lo pones y sigues con tu vida...).
4.- Tiene un 80% de efectividad (o sea, NO MAS BROTES).

Suena bien ¿o no? Veamos ahora las desventajas

1.- Es un remedio nuevo, completamente realizado por humanos y no se conocen los efectos a largo plazo.
2.- Cuando salió por primera vez no fue correctamente administrado y se murieron 3 personas.

A la fecha hay bastante gente que lo usa. A Chile no ha llegado pero si no te funciona el interferón hay posibilidades que la Clínica Las Condes lo importe para tu caso, pero debes tratarte ahí (el remedio requiere un día de hospitalización para administrarse).

En España hay varias personas que lo usan. Pasaron de tener brotes de 3 o 4 veces al año a no tener ninguno desde que lo estan usando. Algunos ya tienen casi un año tratandose con Tysabri.

Entiendo que la personas que murieron estaban muy inmunodeprimidas, uno tenía cancer y el otro VIH (el tercero no se). Lo aplicaron junto con inteferón y con el sistema inmunológico tan bajo se les activo un Virus que normalmente no es un problema para un sistema inmune sano, pero es mortal si te enferma.

Pienso que si este remedio sigue funcionando como hasta ahora se convertirá en la terapia por elección en el tratamiento de la esclerosis multiple, reemplazando al interferón.

Es decir ventajas y desventajas ¿que escoges tu si no te funciona tu tratamiento actual?

lunes, 28 de enero de 2008

Mi historia

Pasó sólo hace unos meses, pero parece que fue hace tanto tiempo. No se bien que día empezó, sólo recuerdo que mis ojos me molestaban un poco, de una manera extraña, a veces no podía fijar la vista hacia donde quería.

Mi hija menor estaba pequeña, creo que tenía tres o cuatro meses. Se lo comenté a algunas personas y pedí una hora al oculista para que me hiciese un examen más profundo.

Llegué a visitarlo, su oficina grande con esos aparatos tan feos para medir miopía, hipermetropía y todas las pías que hay en los ojos. Me senté, le conté, me revisó y no supo que me pasaba.

- Lo estudiaré y te llamaré - fue su compromiso.

Y cumplió. Me llamó a los dos días y me pidió que pasara a su consulta a retirar una orden para hacerme una resonancia magnética de cerebro…¿y el problema no era en los ojos?

Bueno, pedí la hora, me tomé el examen y cuando terminé el médico me pregunta que hace cuanto tiempo estoy en tratamiento. No me reí, pero pensé ¿De qué me está hablando este hombre?

Al día siguiente fui a buscar los resultados y lo poco y nada que entendí del informe, lo puse en un buscador de Internet y todos y cada uno de los enlaces que salieron decían cosas aterradoras, unas peores que otras, pero todas preocupantes.

Me costó ubicar al oculista, pero cuando me llamó ya estaba desesperanzada. Y naturalmente él debe haberlo notado en mi voz y me dijo que fuera a visitar a un neurólogo, un especialista en Esclerosis Múltiple. La verdad, no entendí ni el nombre. ¿Qué era eso? ¿De que me estaba hablando? Si yo tenía molestias en los ojos…¿Por qué no me daba lentes y ya?

No se como definir el miedo que se apoderó de mí. Angustia, miedo, incredulidad. Infelicidad.

Mi marido me acompañó al doctor. El neurologo era un hombre especial, de ojos azules y cabello blanco. Nada amigable, más bien parecía un play móvil.

Le mostré los resultados de la resonancia, me hizo un examen neurológico y le comenté que al parecer tenía esclerosis múltiple.

- Eso lo determinaré yo – me dijo – pero tengo que internarte lo más pronto posible.

¿Qué? ….¿Que? Yo tenía que ir a trabajar, tenía que llevar a mis hijos al colegio, tenía que ver a mi guagua…¡tenía que vivir mi vida! No, no me interno, déjame en paz.

- El martes – le dije

Y me fui a mi casa, llorando, confundida. Me estaba pasando a mi eso que le pasa a “los demás”. Le conté a mi mamá, a mi tía, mis primos. Les transmití el miedo que esto me daba. Se que se asustaron conmigo, porque esa fue mi intención, que vivieran mi miedo.

Me dio envidia aquellos que gozaban de buena salud, me molestó que la gente se quejara de estupideces como la plata. Me puse insoportable.

Pero me interné. Me hice los miles de exámenes que me pidieron, entre ellos una punción lumbar y esperé con mi esposo al doctor sólo para que dijera lo que todos sabíamos.

- Usted tiene Esclerosis Múltiple

Me habló del tratamiento, de las posibles evoluciones, que no tenía cura, que la tenía mucha gente, que típicamente le daba a mujeres de mi edad. Todo eso yo ya lo sabía, lo había leído en Internet. Me dejó internada y me colocó 4 dosis de corticoides intravenosos que me ayudaron bastante en ese momento. Comencé a mejorar la movilidad de mis ojos de inmediato. Pero mi calvario estaba recién comenzando.

A las pocas semanas que me dieron de alta, comencé con el único tratamiento que existe y que logra retrasar la discapacidad que esta enfermedad te provoca: inyecciones intramusculares una vez a la semana…por Dios, quien no le tiene miedo a las agujas. Y eso no era nada comparado con los efectos secundarios que provoca el remedio: frío, fiebre, dolores musculares, dolor de cabeza. La primera noche fue terrible… y la segunda y la tercera…

Pero lo peor empezó un día que me levanté angustiada. Con miedo. Con miedo a no poder caminar, a quedar ciega, a no poder hacerme cargo de mi misma. Ese miedo me hundió, me dejó sin comer, llorando a diario, sin poder atender a mis hijos, sin poder salir de la casa. Nada me hacía sentir bien. Mi futuro era muy oscuro. Llegué a pensar que si iba a ser tan malo, ¿para que vivirlo?

Pero pedí ayuda. Un psicólogo y una psiquiatra. Uno me convenció de que aun estaba viva y que mi futuro no es oscuro, sino incierto como el de todos. La otra me dio un tratamiento que me ayudó a sentir mejor y me quitó esa angustia que no me dejaba respirar.

Conocí mucha gente que padece la misma enfermedad. Tanta. Nunca pensé que era tanta. Si yo ni siquiera había escuchado hablar de ella.

De a poco me fui sintiendo mejor, mis amigos me ayudaron, mi familia me empujó y mi marido me salvó. Mis hijos fueron mi inspiración. Pero por sobre todo el poder disfrutar de estar viva, me hizo cambiar mi pensamiento.

Hoy, como siempre, no se como voy a estar en el futuro. No lo se ni lo sabes tú. Pero si se que hoy estoy aquí y puedo sentir, mirar, ver, tocar, disfrutar, reír, llorar. Estoy viva y no sé porque. No se que es esto, como llegamos aquí, porque vivimos, porque sentimos, si hay un propósito o somos simplemente un hecho fortuito de la física. Pero ahora me doy cuenta que todas esas preguntas sin respuesta no sirven de nada. No me ayudan a ser más feliz ni a vivir mejor. Son irrelevantes si tu objetivo en la vida es tan simple como ser feliz. Las cosas pasan, buenas y malas, sin razón ni sentido. Pero lo que si puedes hacer es elegir como vivir el tiempo que se te ha dado.

Y tu ¿Qué harías si un día te dicen que tienes Esclerosis Múltiple? (Mar)

Como dato anecdótico, tengo una resonancia magnetica de cerebro del 2000 que ya muestra dos lesiones. Pasaron inadvertidas para los médicos, pero yo venía presentando problemas como dolores de cabeza y nistagmus desde ese tiempo mas o menos. Me diagnosticaron recién en junio del 2007.
Mis agradecimientos a Gonzalos Rojas May y a Lina Ortiz, dos doctores que tomaron en serio mi depresión. Muchas gracias a Alejandro Lutz que se preocupó de mi caso y a Manuel Fruns que me acompaña en el tratamiento de esta enfermedad.

jueves, 24 de enero de 2008

Inyecciones NO

Fue terrible cuando me dijeron que el tratamiento que debo seguir consiste en inyecciones semanales. Quel el Avonex se administra una vez a la semana por una inyección intramuscular. Y yo que le tengo pavor a las agujas.

En realidad le tenía pavor. Es increible como uno se acostumbra a todo, incluso a lo que cree nunca poder acostumbrarse.

Resultó que una inyección bien puesta no duele nada. El pinchazo un poco y luego el poco líquido que viene en la jeringa lo pasas lo suficientemente lento para no sentir absolutamente nada. Las 24 horas siguientes aplicas un poco de calor, en mi caso un guatero y zas se acabó.

El remedio produce una resaca, me duele la cabeza y el cuerpo como cuando agarras un resfriado, pero con el tiempo te vas acostumbrando y despues ya no es tan molesto, me tomo una aspirina y se me pasa.

Por cuanto tiempo es, no tengo idea, pero al menos no es tan malo como creí. Lo asimilas como parte de tu rutina y después ya ni te acuerdas del pinchazo hasta que llega el día de ponertelo.

De todas formas, despues de 7 meses poniendome el medicamento, aun no me creo capaz de ponermelo yo sola. Me pincha semanalmente una señora que se llama Ana María, es un sol de persona, en el CPA de la Clínica Las Condes. Tiene manos de angel.

Asi es que si les ocurre igual que a mi, por favor, no tengan tanto miedo como yo lo tuve, no es malo como parece. La verdad, es un pelo de la cola.

martes, 22 de enero de 2008

Francisca

Ayer conocí a Francisca en el msn. Dejó su mail en un foro de EM y la agregué a mis contactos. Tiene 20 años, tiene EM hace un año y ya ha tenido tres brotes. No le sirvió el interferón y ahora está a la espera de recibir el tysabri a través de la clínica las condes. A pesar de sus 20 años, habla como si hubiese vivido tres vidas ya, una niña mujer, con un espiritu que lo envidia cualquiera.

Me comentó que escuchó a Cecilia Serrano decir que esta enfermedad le había cagado la vida. Y me dijo que ella no pensaba así. Que nadie recibe una cruz más pesada de la que puede soportar, que ella ha tenido incluso que movilizarse en silla de ruedas, pero que la enfermedad no le impide nada, que ella es feliz igual. Y tiene 20 años.

Le dedico este post, porque me impresionó su espiritu.

Siempre pienso que hay una pequeña posibilidad que mis hijos hereden esta enfermedad y son incontable las veces que he deseado que eso no ocurra, la mentablemente eso no es algo que esté bajo mi control. Pero ahora deseo que ojala mis hijos tengan ese mismo espiritu, el que tiene Francisca. Espero que esta amiga (la EM) no les toque nunca, pero si pasara, ojala tengan la forma de vivir que tiene Fca, que sean felices no importa que, ya que las cosas que nos tocan, muy pocas veces las podemos controlar.

Francisca, me diste más esperanzas. Gracias.

viernes, 18 de enero de 2008

Hoy me atrevo a contar

El día que me disgnosticaron Esclerosis Múltiple será un día que no creo olvidar jamás. Hasta hoy no me había atrevido a escribir sobre mi enfermedad. Pero hablar de ella me ha ayudado a manejar un poco el miedo que le tengo. Entonces pienso que si escribo de ella y de mi, de su existencia en mi vida, creo que será más fácil enfrentar lo que sea que me toque vivir en el futuro. Tengo mucho que decir. Espero poder escribirlo. Pero con tiempo.
Esto ya fue un avance...